Cuántas promesas se van con el tiempo...
Y al final no quedó nada. Se acabaron las miradas, los besos y esas mariposillas en el estómago que me ponían tan nerviosa. Se acabaron los encuentros a escondidas y los paseos de la mano, las despedidas por la noche y las ganas de verte a la mañana. Y nuestra historia se pierde a lo lejos, y cada vez me cuesta más sentirte aquí, conmigo. La distancia se convirtió en la bruja del cuento de hadas...y nos ha ganado.
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